Danza

 

La danza es una de las expresiones artísticas más antiguas de la humanidad, anterior incluso a la escritura. Desde rituales tribales hasta los escenarios contemporáneos, la danza ha sido un medio para celebrar, comunicar, sanar, protestar y trascender. En ella convergen el cuerpo, el ritmo, el espacio y el tiempo en una forma de arte que se experimenta de manera directa, física y emocional.

Históricamente, la danza ha tenido un lugar central en las culturas del mundo. En África, Asia, América y Europa, existen danzas tradicionales que no solo cumplen funciones estéticas, sino también sociales y espirituales. En México, por ejemplo, danzas como la del venado (yaqui), la danza de los voladores (totonaca) o las danzas conchera y azteca, tienen un profundo valor identitario y simbólico. La danza ha sido una herramienta para narrar historias, transmitir saberes, honrar a los dioses o resistir la opresión cultural.

Durante siglos, la danza occidental estuvo dominada por la estructura del ballet clásico, con su rigor técnico y estética idealizada. Sin embargo, el siglo XX trajo una revolución con la danza moderna, liderada por figuras como Isadora Duncan, Martha Graham o Merce Cunningham, quienes desafiaron las normas establecidas y propusieron una danza más libre, expresiva y conectada con las emociones humanas. A esta transformación se sumó la danza contemporánea, caracterizada por la experimentación, la hibridación de estilos y la fusión con otras artes como el teatro, la música experimental, el video y la performance.

Hoy en día, la danza abarca una vasta gama de géneros: danza folclórica, urbana, académica, experimental, ritual, social, tradicional, comercial y comunitaria. Desde los espectáculos de compañías internacionales hasta los movimientos espontáneos en las calles, la danza mantiene su poder de movilizar cuerpos y conciencias. El auge de plataformas digitales también ha permitido la difusión de nuevos estilos como el breaking, el krump, el waacking o el voguing, generando comunidades globales que se conectan más allá de fronteras.

Los productos que rodean a la danza —vestuario, tocados, calzado, escenografía, máscaras, videoarte, programas de mano, souvenirs y más— también forman parte de esta cultura viva. Muchos bailarines y coreógrafos crean piezas textiles, visuales o multimedia como extensión de sus obras, o como forma de sustento económico.

Para comercializar estos elementos sin intermediarios ni comisiones, existe una alternativa ideal: negocios.estilopropiomx.com. Esta plataforma mexicana está pensada exclusivamente para la compraventa de productos artesanales, de moda y cultura con contacto directo por WhatsApp, lo que permite a creadores escénicos, diseñadores de vestuario o colectivos artísticos ofrecer sus obras sin depender de galerías o marketplaces con comisiones elevadas. Además, al centrarse en arte y cultura, crea un entorno afín a la sensibilidad de la danza como expresión.

El cuerpo en movimiento es memoria, identidad y futuro. Apoyar a quienes bailan, crean y producen desde el arte del cuerpo es también proteger la diversidad cultural y las economías creativas. Espacios como negocios.estilopropiomx.com hacen posible que esta danza continúe más allá del escenario, tocando la vida cotidiana con belleza, simbolismo y libertad.


Referencias:

  • Foster, S. L. (2011). Choreographing Empathy: Kinesthesia in Performance. Routledge.

  • Jowitt, D. (1988). Time and the Dancing Image. University of California Press.

  • Fraleigh, S. (1999). Dance and the Lived Body: A Descriptive Aesthetics. University of Pittsburgh Press.

  • Louppe, L. (2010). Poética de la danza contemporánea. Ediciones Universidad de Valencia.

  • Delgado, M. M. (2007). Danza y diversidad cultural. Instituto Nacional de Bellas Artes, México.


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